Nuevos secretos selénicos
Casi un año después de anunciar el
descubrimiento de moléculas de agua en la Luna, la NASA reveló en
octubre del 2010 los resultados del análisis del suelo lunar tras la
misión del cohete Centauro y la sonda LCROSS.
El cohete fue estrellado en el interior del
cráter Cabeus, ubicado en el Polo Sur de la Luna, la zona ensombrecida
y una de las más frías del satélite natural terrestre. Después, se
envió a la sonda para analizar los restos de polvo y vapor que levantó
al impactar.
Los resultados de los estudios sobre la
concentración de hielo y materia en la superficie lunar se publican
esta semana en la revista Science.
Además de confirmar que la Luna alberga
agua en forma de cristales de hielo puro en algunos lugares, los
científicos se han sorprendido por la riqueza de materiales útiles y
por la actividad química del satélite.
El grupo formado por Anthony Colaprete,
científico de LCROSS, y sus colegas analizó los datos de los
espectrómetros de infrarrojo y ultravioleta/visible a bordo de la sonda
que sugieren que fueron expulsados del cráter alrededor de 155
kilogramos de vapor de agua y hielo hacia el campo de visión de la
sonda.
En su estudio, calculan que aproximadamente
el 5,6 por ciento del total de la masa dentro del cráter de Cabeus
(más o menos 2,9 por ciento) podría atribuirse sólo a hielo de agua.
Los investigadores también revelan la
detección de otros compuestos volátiles en la columna de escombro
durante los pocos segundos en que fue visible a la sonda espacial,
incluyendo un número de hidrocarburos ligeros, dióxido de carbono,
mercurio y pequeñas dosis de calcio y magnesio en forma gaseosa.
Consideran que estos hallazgos son
importantes para el estudio de futuras expediciones y una posible base
del hombre en la Luna, ya que el descubrimiento de hielo de agua y
otros recursos podría reducir la necesidad de transportar esos recursos
desde la Tierra.
Por otra parte, la detección de mercurio en
el suelo en aproximadamente la misma abundancia que el agua detectada
puede “presentar un desafío para la exploración humana” por su
toxicidad, indicó Kurt Retherford, miembro del equipo de Lyman Alpha
Mapping Project (LAMP).
El geólogo Peter Schultz y sus colegas de
la Brown University, que siguieron las distintas etapas del impacto y
la columna de escombro resultante, indican que el impacto del cohete
creó un cráter de entre 25 y 30 metros.
Indican además que, entre 4.000 y 6.000
kilos de escombro, polvo, y vapor, fueron expulsados del oscuro cráter y
hacia el campo de visión de la sonda que estaba iluminada por el sol,
lo que ha permitido saber que el suelo y el subsuelo lunar es más
complejo de lo que se creía.
La variedad de compuestos volátiles
detectados da a los científicos pistas de dónde vienen y cómo llegaron a
formarse los cráteres polares, muchos de los cuales no han visto la
luz solar durante miles de millones de años y se encuentran entre los
lugares más fríos en el sistema solar.
Los expertos han indicado que el suelo
también contiene agua, y también ha albergado otros compuestos, como
hidroxilo, monóxido de carbono, dióxido de carbono, amoníaco, sodio, y
plata, lo que fue una sorpresa para los investigadores.
“Este lugar parece como el cofre del tesoro
de los elementos que han sido distribuidos por toda la Luna” y, sin
embargo, han estado ocultos “en las sombra” del cráter, dijo Schultz.
Los astronautas que participaron en las
misiones Apolo de la NASA encontraron pequeñas cantidades de plata y
partículas de oro, en el lado de la Luna más próximo a la Tierra.
Sin embargo, la concentración detectada no
es tan grande como para poder extraer plata de ahí, pero muestra la
diversidad del suelo lunar.
“La NASA ha confirmado convincentemente la
presencia de hielo de agua, aunque su distribución es desigual en las
regiones que están en sombra permanentemente”, dijo Michael Wargo,
científico lunar del cuartel general de la NASA en Washington.
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